Verde que te quiero verde

La sombra de LAS KELLYS es alargada y todos se hacen eco de ella y se adhieren a su lucha con un compromiso que viene a determinar demasiados intereses de representación.
LAS KELLYS se han reinventado a sí mismas, sin más licencias que la osadía del inconformismo y la razón. Parece que con su autonomía y despertar fueran intrusas que entran en escena para alterar el orden establecido de los muebles. Se espera de ellas que limpien el polvo y cierren la puerta al salir.


Meritoriamente LAS KELLYS estamos en las redes sociales (Facebook, Twitter, blog), medios de comunicación (prensa, televisión, radio), en contacto con otros colectivos y ahora en régimen de asociación porque hay una importante labor de dedicación, sacrificio, convicción y valores dentro del propio grupo. Sin embargo veo que se vienen organizando actos opacos que no pretenden nada más que reventar su notoriedad. Y me pregunto, ¿por qué? ¿Qué peligro ostentan LAS KELLYS para desprestigiar su caminar? ¿A quién incomodan con su organización? ¿Acaso no hay una meta legítima en sus reivindicaciones?
Es evidente que LAS KELLYS se han convertido en un fenómeno social muy apetecible, inconveniente e incómodo porque siendo mujeres y desempeñando un trabajo muy de base han puesto en evidencia muchas deficiencias de nuestro sistema y cuestionado muchas legitimidades.
Aunque todas LAS KELLYS no tenemos carné creo que en todas nosotras hay una disposición de diálogo e interlocución para avanzar en la resolución de nuestras denuncias pero parece que hemos destapado la caja de Pandora y constantemente somos cuestionadas y ninguneadas. De modo subliminal las organizaciones nos mandan a «fregar suelos» sin valorar que cuando lo hacen están demostrando que en el fondo el afán de notoriedad es más importante que atajar y corregir la precariedad en la que nos encontramos. Como Kelly no me resulta estimulante que continuamente se nos mencione como táctica mediática en campañas de índole promocional de partidos y sindicatos. No queremos que hagan campaña a nuestra costa, que no nos carguen más peso del que ya llevamos. Hemos nacido, precisamente, por hartazgo y nos parece de muy dudosa categoría que nos quieran poner un copyright en la chapa para defender nuestros derechos.
SOMOS porque nos han dejado en el cuarto oscuro y mirando contra la pared y ahora que hemos encendido la luz quieren guiarnos con una venda en los ojos hasta la sedes de colores primarios como único camino para avanzar, el amarillismo ha sido la última acusación que se nos ha hecho desde ahí.

Creo que este movimiento de mujeres ha demostrado mucho coraje y se merece un trato respetuoso y serio que va mucho más allá de la presentación de un libro patrocinado.

Una Kelly indignada

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